Concluida la Segunda Guerra Mundial, en busca de un mejor pasar, los hermanos Bruno, Adelino y Luis Zanon llegan a América, más precisamente a Montevideo, Uruguay, el Jueves Santo del año 1948 con la intención de instalar una empresa dedicada a la producción de maquinarias agrícolas.
Días después, el Domingo de Pascua, viendo un carrusel muy antiguo y desvencijado en un parque de diversiones,
deciden construir una calesita. La llaman “El Sueño de los Niños”.
La instalan en el Club Olimpia e inmediatamente se
convierte en un suceso: les hacen notas en los diarios y se forman largas filas
de niños queriendo subir a dar una vuelta.
Los Zanon hicieron la calesita con la idea de
venderla, pero en una semana habían recuperado la inversión de $7.500- pesos
uruguayos y piensan “el negocio está acá”.
Importan desde Italia algunas atracciones mecánicas
y las instalan como concesionarios en el Parque Rodó de Montevideo.
Allí permanecen durante toda la década del 50, hasta
que en el año 1960 se presentan a una licitación para la instalación de juegos
mecánicos en lo que sería la Exposición del Sesquicentenario de la Revolución
de Mayo a llevarse a cabo en la ciudad de Buenos Aires.
Ganan la licitación sobre otras empresas internacionales
y de ese modo desembarcan en la República Argentina.
En la Expo, cuya inauguración se retrasó hasta el mes de noviembre por problemas logísticos y de organización, los Zanon instalan unas Sillas Voladoras, un Gusano Loco y varias atracciones traídas
desde Uruguay: El Torpedo, el Autolandia, los Aviones, Tiro al Blanco, la pista de autos chocadores que más tarde se llamaría Autos Scooter Electrónicos y, desde luego, la calesita “El Sueño de los Niños”.
Vista aérea del año 1960 |
Gestionan una concesión por 15 años para la
explotación de los terrenos ocupados por la Expo en la intersección de las
Avenidas Libertador y Callao y de ese modo nace el Italpark.
Pronto llegan de Italia nuevas atracciones: las
pistas de autos eléctricos La Veloce y Autos Sprint, Autos Chocadores, la
montaña rusa Thunderjet, un Tren Fantasma, etc.
Vista aérea del año 1965 |
El 3 de marzo de 1966, Bruno Zanon se retira de la sociedad cediendo su parte de la misma a sus dos hermanos y hasta entonces consocios Adelino y Luis.
Ese mismo año, poco tiempo después de que fuera inaugurada la emblemática entrada principal de Callao y Libertador, dos grandes galpones que habían funcionado
durante la Expo como pabellones dedicados al transporte y luego devenidos en
sede de la Facultad de Arquitectura, se incendian misteriosamente.
En 1967, Bruno, que decide fundar su propio parque de diversiones en la ciudad de Mar del Plata, se lleva consigo -para tal fin- una pista de autos chocadores y la calesita El Sueño de los Niños que habían construido en Montevideo
A partir de entonces se produce la llegada masiva de
juegos mecánicos y para 1970 el Italpark se había convertido ya en el parque de
diversiones más importante de Sudamérica.
Cinco pistas de autos eléctricos (La Veloce, Autos
Sprint, Super Indianápolis, Super Monza y Baby Karting), cinco pistas de autos
chocadores (Autos Scooter Electrónicos, Autódromo Electrónico, Autos
Chocadores, Autos Chocadores Electrónicos y Mini-Scooter), dos montañas rusas
(Thunderjet y Super 8 Volante), dos trenes fantasmas (Tren Fantasma y Grutas de
los Fantasmas) y más de una docena de atracciones giratorias (Aviones,
Autolandia, Telecombate, Dumbo, Helicópteros, Locura de Tazas, Venezia,
Piraguas, Calesita El Sueño de los Niños, Calesita Cósmica, Calesita La Era
Espacial, Calesita Far West, Calesita Interplanetaria, Calesita Lunar, etc.)
hicieron del Italpark durante los años 70 un lugar de ensueño y uno de los
centros de diversiones más importantes del mundo.
El 11 de junio de 1971 se constituye la sociedad anónima "Zanon Hnos.- Italpark" S. A. Comercial, Industrial, Financiera, Inmobiliaria y Agropecuaria.
El 26 de junio de 1973 se emiten acciones de Zanon Hnos. - Italpark S.A.C.I.F.I.A. por un capital autorizado de 900.000 Pesos Ley.
El 23 de junio de 1975 se renueva la concesión del
predio donde funcionaba el Italpark por otros 15 años.
Vista aérea del año 1978 |
El 30 de abril de 1976 se cambia la denominación de la empresa a "Zanon Hnos. - Italpark S. A.".
En 1978 se inaugura un cable carril o Teleférico,
como se le llamó, que recorría el parque de norte a sur.
El día 27 de mayo de aquel año se produce un
incendio que reduce a cenizas al antiguo Tren Fantasma.
A partir de 1980 y por el lapso de dos años, se
produce una renovación de las atracciones mecánicas, con la compra de juegos
más vertiginosos: la montaña rusa Corkscrew, el Paratower, Piovra, Astroliner
X-10, Matterhorn, Showboat y la sensación del momento: el Samba.
Desaparecen así algunas atracciones que funcionaban
en el parque desde sus comienzos: la pista Autos Scooter Electrónicos, el
Autolandia, El Torpedo, la montaña rusa Thunderjet, El Laberinto de Cristal,
etc.
Varios de estos juegos fueron llevados -por un
tiempo- a la República de los Niños, en la localidad de Gonnet, Provincia de
Buenos Aires, donde los hermanos Zanon gestionaron una concesión. Algunos retornaron luego al Italpark (ej.: Samba, Wolf Pack 5), otros fueron
vendidos a otros parques de diversiones (ej.: El Torpedo) y otros desaparecieron sin
dejar rastros (ej.: Autos Scooter Electrónicos).
En la segunda mitad de los años 80 hacen su
aparición varias atracciones del tipo “carpa”: el Cinema 180, donde el público
se sentaba en el piso o -si podía- se mantenía de pie mientras en una pantalla gigante
se proyectaba una película filmada desde el carro delantero de una super
montaña rusa o desde un avión que hacía un sobrevuelo en el Cañón del Colorado.
El Laberinto del Terror y El Túnel del Tiempo eran,
en cambio, galerías consistentes en un recorrido que se efectuaba a pie a
través de decorados temáticos donde muñecos animatrónicos y otros de carne y hueso
trataban de causar sorpresa y pavor a los visitantes.
En el año 1989 un incendio destruye por completo El
Laberinto del Terror y otro siniestro causa daños menores a la pista Super
Monza. En ninguno de estos desafortunados hechos hubo que lamentar víctimas, pero
sin duda se trató de un presagio de lo que ocurriría al año siguiente.
Vista aérea del año 1989 |
El domingo 29 de julio de 1990, último día de las
vacaciones de invierno, se escribiría la página más trágica en la historia del
Italpark.
Un carrito del juego Materhorn, en el que viajaban
la joven Roxana Alaimo y su amiga Karina Benitez, sale despedido e impacta
contra las vallas de protección causando la muerte casi instantánea de Roxana y
heridas de gravedad a Karina.
Ese mismo día se produce la clausura preventiva del
parque y arrecia entonces una disputa legal de larga data: por un lado quienes
abogaban por el cierre del parque de diversiones y la entrega del predio que
este ocupaba con vistas a la realización de un emprendimiento inmobiliario o
-en su defecto- su reutilización como espacio verde y por el otro los dueños
del Italpark que pugnaban por estirar indefinidamente la concesión de los
terrenos para su explotación comercial pagando un irrisorio cánon en carácter
de alquiler simbólico.
Luego de varios tironeos y del cumplimiento de los
plazos burocráticos, los días sábado 10 y domingo 11 de noviembre de aquel año
el parque reabrió sus puertas, pero la afluencia de público fue tan baja que
obligó al cierre de las mismas antes del horario estipulado.
Sería la última vez que el Italpark funcionaría.
El
lunes 12 de noviembre se dictó la clausura definitiva, esgrimiendo la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires la cuestionable excusa de que el cierre del parque de diversiones se debía, no al accidente en sí, sino al vencimiento de la concesión de los terrenos y a la decisión de no renovar dicha concesión.
La concesión había vencido, en realidad, el día 23 de junio de ese año. Si esa hubiera sido la verdadera causa por la que la Municipalidad pretendía cerrar el parque y hubiera clausurado el Italpark en tiempo y forma, quizás el accidente nunca habría ocurrido.
Como sea, por terrible que parezca, el accidente y el vencimiento de la concesión le vinieron como anillo al dedo a las autoridades municipales que pretendían -desde hacía tiempo- el cierre del parque de diversiones.
El día 5 de diciembre de 1990 se decidió, en
audiencia pública, que el Italpark sería desmantelado y el predio que este
ocupaba sería destinado a la creación de un espacio verde.
En 1994 se inauguró la plaza Carlos Thays en el
espacio que el Italpark ocupó durante sus 30 años de existencia.
Hoy en día, en esta insulsa plaza sólo quedan del
Italpark como incólumes testigos de un pasado que sin dudas fue mejor, algunos
árboles como el famoso gomero que se hallaba a las puertas de las Grutas de los
Fantasmas o la palmera que estaba entre el Telecombate y la Thunderjet.
El destino de las atracciones que funcionaron en el
Italpark amerita -al menos- un par de párrafos.
Varios juegos fueron vendidos al parque Beto Carrero
de Brasil (Teleférico, Grutas de los Fantasmas, Corkscrew, Locura de Tazas, Astroliner, Wolf Pack 5, Piraguas, Venezia, Calesita El Sueño de los Niños II, boleterias, etc.). Otros fueron
vendidos al Parquerama de Luján y funcionan aún hoy en dos parques de
diversiones de esa ciudad (Thunderjet y Aviones en el Parque
Luján; Super 8 Volante, Super Monza, El Torpedo y Showboat en el Argenpark). En el Daytona Center Park funcionaron -en 1994- el Dumbo, Twister, el primer Samba y el segundo Astroliner; estos juegos regresaron al Magic Park del Shopping Sur de Avellaneda al año siguiente, donde además funcionaban desde 1992 el Autódromo Electrónico, el segundo Samba, La Veloce (bajo el nombre Super Monza) y una de las calesitas (probablemente la Calesita Lunar). El
legendario Autolandia recorre el interior del país con un modesto parque
itinerante. En el complejo Peko´s de la ciudad de Villa Carlos Paz, en la
provincia de Córdoba, se conservan la pista de Autos Scooter y El Laberinto
de Cristal. Allí mismo funcionó, hasta hace poco tiempo, el Bonanza.
Otros, en cambio, no tuvieron tanta suerte. Los primeros autos de las pistas La Veloce y Autos Sprint fueron a dar a un campo que los Zanon tenían en la localidad de Tres Sargentos, donde esperaron apilados su triste destino: sólo un par de ellos se salvó de ser chatarreado. Por otra parte, una leyenda de dudosa credibilidad dice que varios juegos fueron a dar a un galpón ferroviario aledaño al mismísimo Italpark, pero al día de hoy esto no ha podido ser comprobado. Carrocerías, naves, muñecos y boleterías aguardan días mejores mientras soportan amontonados a la intemperie en un terreno de Luján. Los restantes, se están oxidando desde hace tres décadas, dentro y fuera de varios contenedores en los que fueron trasladados en su momento a la planta de Cerámicas Zanon en la localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires (Dumbo, Helicópteros, Nave Espacial X-10, Autos Chocadores, Samba, Auto Robot, Calesitas y quién sabe cuántos más). Ingrato destino el de estas maravillas mecánicas que otrora supieron alegrar la vida de tantos miles de personas.
Hasta que el último de los juegos del Italpark dé su vueltita final, la historia de aquel lejano sueño de tres inmigrantes italianos se seguirá escribiendo ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario